España / Cataluña / Parque del Montnegre i el Corredor o Parc Natural del Montnegre i el CorredorParque del Montnegre i el Corredor o Parc Natural del Montnegre i el CorredorRegreso a Cataluña |
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El Parque del Montnegre i el Corredor forma parte de la Red de Espacios Naturales protegidos, promovidos y gestionados por la Diputación de Barcelona, en Cataluña, España. El Parque está amparado legalmente por un Plan especial de protección del medio físico y el paisaje, aprobado el 20 de julio de 1989. El Parque del Montnegre i el Corredor, situado en la Cordillera litoral catalana, entre las comarcas del Maresme y el Vallès Oriental, tiene una extensión aproximada de 15.000 ha. Las rieras de Vallgorguina y de Arenys determinan la división entre los macizos del Corredor y del Montnegre, que tienen sus puntos culminantes en el santuario del Corredor, a 657 m de altitud, y en el Turó Gros (Cerro Grande), a 773 m. Los macizos del Montnegre y el Corredor son dos unidades de relieve bien definidas, que forman parte de la sierra litoral y de la depresión del Vallès y la Selva. La situación geográfica condiciona el clima y la vegetación que cubre estas sierras. La proximidad del mar, que da cierto grado suplementario de humedad ambiental, especialmente en verano, y el contraste térmico entre las vertientes umbrías y las solanas causan el enriquecimiento de la flora con especies más propias de los climas atlánticos y continentales. Los alcornocales, encinares y pinares de pino piñonero, característicos del clima mediterráneo, son mayoritarios. Sin embargo, a causa del mencionado incremento de humedad en algunas zonas, no faltan robledales, castañares y alisedas o incuso hayas y abedules en las partes altas y umbrías del parque. En las zonas más bajas de la sierra se observan matorrales y herbazales, comunidades vegetales que poco a poco van colonizando antiguas tierras de cultivo abandonadas. La variedad de ambientes (bosques mediterráneos y centroeuropeos, de ribera, pinares, zonas abiertas y de cultivo) propicia el hecho de que la población animal sea diversa y abundante. Hay especies de bosque mediterráneas como la jineta, el lirón común, la ardilla, el azor, el pito real, el arrendajo o la culebra de escalera; y animales propios de ambientes centroeuropeos: la garduña, el topillo rojo, la becada y el sapo partero. Las zonas abiertas son especialmente ricas en fauna. Miles de insectos y de otros invertebrados, reptiles, pájaros de toda clase y pequeños mamíferos viven entre la maleza. Estas áreas son importantes para los depredadores (águila culebrera, ratonero, zorro, culebra bastarda y lagarto verde) dado que encuentran los elementos básicos de su alimentación. Hay que destacar también que la situación especial de las sierras de marina, paralelas al mar y alineadas con las rutas migratorias de las aves, las hace muy interesantes como punto de observación del cambio de estaciones, por ejemplo, el paso a la primavera y al otoño. El Montnegre i el Corredor constituyen un conjunto montañoso compacto y continuo de relieve más bien suave con un paisaje remodelado por la actividad humana y cubierto de bosques mediterráneos exuberantes. Los dos macizos son, sin embargo, muy diferentes. El Montnegre, mayor y más abrupto, es también más salvaje e impenetrable. El Corredor, en cambio, muestra un relieve más amable y suave, de formas redondeadas por la erosión que han favorecido la ocupación agrícola de, incluso, sus áreas centrales. Más del 95% de la superficie del parque es de carácter forestal. El hombre se estableció en estas sierras desde tiempos muy antiguos. La excepcional situación geográfica y la riqueza de los recursos naturales fueron apreciadas ya en las postrimerías del neolítico, como lo evidencian los dólmenes de Pedra Gentil y el de Pedra Arca. Los pueblos íberos, concretamente los layetanos, se instalaron en las zonas de altura media, como el Turó del Vent y el Puig del Castell, donde se observan los restos de sus asentamientos. La ocupación romana los obligó a bajar a los llanos, donde aparecieron numerosas villas agrícolas. En tiempos medievales, la población se agrupó en pequeños núcleos, más abundantes en las zonas bajas que en las altas. La importancia de la religión en esa época se hace patente en los numerosos edificios religiosos diseminados por el parque. La colonización agrícola posterior se refleja en las más de doscientas masías, que se hallan allí, entre las cuales sobresalen Can Pradell de la Serra, Can Bosch y Ca l’Oller de Fuirosos, como también en un paisaje que es el resultado de la alternancia de bosques y de cultivos y en el que la actividad del hombre a lo largo de la historia tiene, en consecuencia, una importancia capital. Actualmente, el proceso de recesión de la actividad agraria, iniciado a fines de los años cincuenta, ha hecho desaparecer prácticamente el uso agrícola de las masías, que se van reconvirtiendo y se destinan a otras actividades. Programa Vive el parque[editar] Wikipedia |